ESCRITO POR NOELIA CHAPARRO,VOLUNTARIA DE ANIMA. A QUIEN DEBEMOS ESTAS Y OTRAS BONITAS PALABRAS DEDICADAS A NUESTROS ANIMALES
Sí, pregúntame. No tengas miedo de mirarme a los ojos y ver más allá de lo visible. Sí, la luna está husmeando este momento como si fuera un lienzo inacabado, como si fuera un instante que todavía está incompleto. Sí, estamos solos.
Has llegado aquí y nos hemos encontrado sin apenas darnos cuenta.Siento que me haces más frágil de lo que soy. Sí, mis patas están desgastadas y mi trayecto ausente.También sé que mi cuerpo está reventado por un dolor de olvido, de humano. Noto que tus manos son más cálidas que el suelo donde dormito, huelen a una especie de aroma que no he percibido nunca y me embriago por el camino que recorren. Mientras tanto, tú acaricias mi hocico y me sorprendo porque me alivia.
Lo desconoces, nunca me han regalado una sonrisa dulce. Jamás se ha enternecido mi espíritu salvaje ante un noble gesto doméstico. Y aún sigues aquí, acariciándome, esta vez, mis cortadas orejas. No, no tengas miedo de palpar las cicatrices porque ya no duelen. Ya no duelen las heridas, ni los golpes, ni los desprecios, ni el hambre, ni la sed, ni la desesperanza. Ya no duele nada.
Ahora estás aquí y sé que vas a llevarme donde habita el infinito de la luna que nos está contemplando. Me llevarás donde están otros brazos que abrazan; otros corazones que palpitan cuando intuyen mi alma de perro; otros ojos que miran una realidad que todavía está por descubrirse.
Aún lo desconoces, pero sé que construirás una realidad de respeto que, lentamente, irá creciendo. También sé que desgarrarás de mis entrañas mis reflexiones de perro y que todos se acordarán de mi final de artista…
Para Gael, el perro vagabundo que murió en mis brazos.
Sí, pregúntame. No tengas miedo de mirarme a los ojos y ver más allá de lo visible. Sí, la luna está husmeando este momento como si fuera un lienzo inacabado, como si fuera un instante que todavía está incompleto. Sí, estamos solos.
Has llegado aquí y nos hemos encontrado sin apenas darnos cuenta.Siento que me haces más frágil de lo que soy. Sí, mis patas están desgastadas y mi trayecto ausente.También sé que mi cuerpo está reventado por un dolor de olvido, de humano. Noto que tus manos son más cálidas que el suelo donde dormito, huelen a una especie de aroma que no he percibido nunca y me embriago por el camino que recorren. Mientras tanto, tú acaricias mi hocico y me sorprendo porque me alivia.
Lo desconoces, nunca me han regalado una sonrisa dulce. Jamás se ha enternecido mi espíritu salvaje ante un noble gesto doméstico. Y aún sigues aquí, acariciándome, esta vez, mis cortadas orejas. No, no tengas miedo de palpar las cicatrices porque ya no duelen. Ya no duelen las heridas, ni los golpes, ni los desprecios, ni el hambre, ni la sed, ni la desesperanza. Ya no duele nada.
Ahora estás aquí y sé que vas a llevarme donde habita el infinito de la luna que nos está contemplando. Me llevarás donde están otros brazos que abrazan; otros corazones que palpitan cuando intuyen mi alma de perro; otros ojos que miran una realidad que todavía está por descubrirse.
Aún lo desconoces, pero sé que construirás una realidad de respeto que, lentamente, irá creciendo. También sé que desgarrarás de mis entrañas mis reflexiones de perro y que todos se acordarán de mi final de artista…
Para Gael, el perro vagabundo que murió en mis brazos.
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